4/14/2010

Juzgan a un joven por torturar y matar a su perro

Juzgan a un joven por torturar y matar a puñaladas a su perro al que colgó en un saco de boxeo

B. PALAU. PALMA. Un juzgado de Palma celebró ayer la vista oral contra un joven acusado de un delito de maltrato animal por torturar y matar a puñaladas a su perro, un husky siberiano, al que dejó colgado en un saco de boxeo en un domicilio de la ciudad. El médico forense manifestó que el sospechoso padece un trastorno obsesivo compulsivo y apuntó que pudo sufrir un brote. El perito destacó que era muy posible que el joven tuviera anulada o muy disminuida su capacidad intelectiva y volitiva. Los policías que intervinieron en el suceso, el pasado 8 de febrero de 2009, también recordaron que el acusado parecía estar "en estado de shock". Sus familiares dijeron que "estaba ido".
El fiscal solicitó para el presunto maltratador una pena de tres meses de prisión, dos años de tratamiento ambulatorio y que se le inhabilite para trabajos relacionados con los animales durante tres años. El ministerio público apreció el trastorno mental del joven como una eximente incompleta al considerar que la neurosis que sufría disminuía su capacidad intelectiva y volitiva, pero no la anulaba. Según su versión, sus actos fueron de un sadismo y una crueldad total. En cambio, la abogada defensora, Esther Riera, reclamó la libre absolución de su cliente al plantear la enajenación mental como una eximente completa. La letrada argumentó que el joven no era un sádico, sino una persona que no estaba bien mentalmente.

Encerrado en su habitación

Los hechos enjuiciados ocurrieron el pasado 8 de febrero de 2009 en un domicilio de Palma que compartía el acusado con una joven. Cuando la Policía llegó al piso, descubrió el perro colgado de un saco de boxeo, lleno de sangre y sin señales de vida en una habitación. El animal tenía una bolsa de plástico alrededor de la cabeza, presentaba unas diez puñaladas y tenía el vientre abierto. "El dueño no entraba en diálogo, solo repetía que quería al perro. Estaba sentado y abrazaba al animal. Nos dijeron que había venido de marcha, que había bebido alcohol y que había discutido con su novia", declaró un agente ante la magistrada del juzgado de lo penal 2 de Palma.
La compañera de piso recordó que eran las siete y media de la mañana y el acusado tenía la habitación cerrada con la música alta. "Esa noche él había bebido mucho. Al no ver el perro en casa, imaginé que estaba con él. Luego, salió de la habitación lleno de sangre y llorando. Me dijo ´lo siento pero tenía que hacerlo´", explicó la joven. La testigo dijo que creía que el joven había sufrido un brote: "Antes de estos hechos, había estado ingresado en Son Dureta tres o cuatro veces. Decía que oía voces y se autolesionaba constantemente. Decía que necesitaba ver sangre". Según su versión, el procesado, que ayer no declaró, quería mucho al husky y, además, tenía en casa tres cobras a las que alimentaba con ratas.
La madre del joven indicó que "tenía adoración" a su perro. La mujer explicó que su hijo ahora hace vida normal, tiene trabajo y sigue un tratamiento. Otro familiar recordó que en aquellas fechas él se preparaba para ser policía nacional. En la habitación, los agentes encontraron la navaja y catanas. El forense explicó que padecía un trastorno obsesivo compulsivo que anulaba o disminuía su capacidad mental. "No es un psicótico ni un psicópata. Es un neurótico con obsesiones absurdas que generan una gran ansiedad", apuntó el perito.

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